En el marco de la Convención de Ramsar, las 240 mil hectáreas de humedales del Delta del Paraná fueron declaradas de protección internacional, lo que implica protegerlos para preservar especies de distintas regiones.

Dichos humedales  cumplen una importante función de regulación hidrológica y biogeoquímica, y constituyen un corredor biogeográfico en el que conviven especies de regiones tropicales, subtropicales y templadas a lo largo de una gran diversidad de ambientes, flora y fauna.

De este modo, brinda alimento, refugio y sitios de reproducción a numerosas especies de peces, algunas de ellas migratorias, así como especies de aves, reptiles y mamíferos que presentan algún grado de amenaza. Algunas especies sobresalientes son: el capuchino pecho blanco, el capuchino castaño, el yabirú, el yacaré overo, el gato montés y el lobito de río.

Otra de sus atracciones es la llanura aluvial y el Delta del Paraná, que fueron ocupados por antiguas civilizaciones hace más de dos mil años, dejando una gran cantidad de sitios arqueológicos.