Los controles se realizarán simultáneamente con los de alcoholemia y consistirán en obtener muestras a través de la saliva de los conductores.

Para el proceso, le será entregado al conductor un hisopo que deberá colocarse por debajo de la lengua y que prenderá una luz celeste una vez que haya absorbido la cantidad suficiente de saliva para poder efectuar el control.

El conductor será quien manipule el hisopo durante todo el control.

Inmediatamente después, el propio conductor colocará el hisopo dentro de un analizador que procesará los resultados y entregará un ticket con los mismos, que deberá ser firmado por el conductor como constancia.

El analizador también mostrará los resultados en una pantalla digital.

El proceso tiene una duración de 10 minutos y se realiza siempre con personal médico presente.